¿Responsabilidad social o “Greenwashing”?
Es bien sabido que, desde muchos sectores de la población, algunas campañas de responsabilidad social en el sector ambiental se pueden ver como un “greenwashing” en toda regla. ¿Esto nos debe importar? ¿Cómo podemos evitar este tipo de críticas?
Una buena comunicación y, por supuesto, conseguir mantener una empresa responsable y consecuente con sus acciones públicas y privadas, nos puede ayudar.
Antes de continuar, no viene mal recordar qué es el “greenwashing”. El ecoblanqueo, ecoblanqueamiento, lavado verde o lavado de imagen verde, es una forma de una propaganda en la que se realiza marketing verde de manera engañosa para promover la percepción de que los productos, objetivos o políticas de una organización son respetuosos con el medio ambiente con el fin de aumentar sus beneficios.
A menudo existe evidencia de que una organización está realizando “greenwashing” al observar las diferencias de gasto: cuando se invierte significativamente más dinero en publicitar ser verde que en prácticas realmente ecológicas.
Aunque los proyectos de RSE no siempre, ni únicamente, tienen un carácter socio-ambiental, este tipo de acciones suelen ser de las más realizadas. Si olvidar, por supuesto, que muchas acciones de RSE tienen más carácter social que otra cosa, sobre todo quizá en este último año y medio de pandemia.
De hecho, según el VII Informe del impacto social de las empresas, el 96% de las compañías españolas ha desarrollado cerca de mil proyectos vinculados a la lucha contra la Covid-19 en ámbitos como la salud y el bienestar social, la educación o el fortalecimiento a las entidades más afectadas por la pandemia. En total, se calcula que han beneficiado a 10 millones de personas en España.
Las empresas españolas han mostrado especial atención a la realización de proyectos de ámbito social, a través de la cobertura de necesidades básicas, que suman el 86% del total de iniciativas (9.095 proyectos). Destacan los relacionados con la educación, el empleo y la salud. De hecho, más del 70% de las compañías afirman haber llevado a cabo al menos un proyecto en uno de estos tres ámbitos el último año.
Creo que es importante que empecemos a hablar de acciones socio-ambientales, en vez de ambientales. Si nos fijamos, el gran aumento de acciones sociales relacionadas con la pandemia, en realidad son socio-ambientales, ya que la gran mayoría de los estudios al respecto apuntan a una zoonosis, muy probablemente causada por la creciente ocupación de ecosistemas naturales por el ser humano, como principal causa de la COVID-19.
Sabemos que nuestra empresa contamina, genera residuos, etc. ¿Pero somos conscientes de la carga ambiental que tienen los recursos que utilizamos en nuestro negocio? ¿De dónde vienen? ¿Si son más o menos responsables de deforestación, ocupaciones masivas de ecosistemas, contaminación, malas condiciones laborales de sus trabajadores, etc.?
Las acciones de nuestra empresa tienen mucho más alcance del que podemos pensar de primeras. De igual manera, nuestras acciones de RSE también pueden tenerlo.
Si sabemos que alguno de los productos que usamos en nuestro negocio proviene de una empresa que no respeta ni a sus trabajadores, ni al medio en el que opera, y tenemos posibilidades, una buena acción de RSE es cambiar de proveedor y buscar otro más responsable, como nuestra empresa quiere ser. ¿Esto se puede ver como “greenwashing”? No. De hecho puede suponer un cambio sustancial en nuestra empresa, puede que el nuevo producto más responsable sea más caro, etc. Es una inversión de la empresa por ser más responsable social y ambientalmente.
Este tipo de acciones, aunque pueda parecer que no interesan a nuestros clientes, sí que les interesan. Mucho diría yo, cada vez más. Un número importante de consumidores compran o contratan con compañías con las que comparten valores, que comunican y/o presumen de su labor social y ambiental, y son responsables.
A lo mejor nuestra PYME, o como profesionales autónomos, no estamos todavía en condiciones de llevar a cabo un proyecto de RSE como tal. Pero sí de llevar a cabo pequeñas-grandes acciones que vayan ayudando a tener un consumo y una producción más responsable. ¡Y todos estos cambios, por pequeños que nos parezcan, hay que comunicarlos al público!
Una buena comunicación es esencial para nuestra empresa, independientemente de su tamaño, por insignificante que sean los cambios, incluso aunque creas que no es necesaria para tu negocio. ¿Tienes un pequeño bar o restaurante y piensas que eso de la comunicación no es necesaria para tu negocio? ¿Y qué crees que es el boca a boca? ¿O la presencia, profesionalidad y trato de tus trabajadores? La calidad de nuestros productos, nuestra profesionalidad, el trato al cliente, la estética de nuestro negocio… todo eso es comunicación. Provoca una percepción en nuestra clientela que comunicará a sus círculos.
¿Por qué no tomar las riendas de esta comunicación y ayudar a nuestros clientes a formarse una mejor imagen de nuestra empresa? ¡Y, si llevamos a cabo acciones de RSE, con muchísima más razón! Y no se trata del denunciado “greenwashing”, se trata de ofrecer una imagen real de nuestra empresa, personalizarla y dotarla de un carácter que pueda ser afín a las sensibilidades de la población.
Si es real, si nuestra empresa tiene esas preocupaciones sociales y ambientales (socio-ambientales), si va dando pasos por ser cada vez más responsable y sostenible, no hay que tener ningún miedo en comunicarlo, TENEMOS QUE ESTAR ORGULLOSOS Y ORGULLOSAS de la evolución de nuestro negocio.
Y repito, esto no va de colgarse medallas o de aparentar ser lo que no eres, eso sí es “greenwashing”, una acción cada vez más castigada por la población. Se trata de ser personas, profesionales preocupadas por lo que causan o consiguen en el presente y con el futuro negocio, sociedad y planeta que están ayudando a construir.
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Sobre el Autor
Marcos Ruiz Abad
Biólogo ambiental especializado en educación y comunicación. Máster en Gestión de Infraestructuras y Servicios Ambientales, con amplia experiencia en comunicación, educación, diseño de medios didácticos y vídeo marketing.
Después de unos años dedicado al mundo de la educación ambiental, con varias publicaciones de gestión ambiental en el tiempo libre, pasó al mundo de la comunicación empresarial tanto online, como offline. Recientemente ha decidido unir sus grandes pasiones para dedicarse enteramente a la comunicación científica y ambiental.
Especialidades: Comunicación corporativa, marketing, vídeo marketing, social media, marketing digital, gestión web, content curator, voluntariado, RSC, comunicación científica, innovación.