¿Por qué nos resulta complicado ser asertivos?
En los dos últimos años he tenido la oportunidad de reunirme con muchísimas personas y empresas para acercarles la importancia de la Inteligencia Emocional. Personas de toda índole y empresas de diferentes sectores, ya que el desarrollo de nuestro Talento no entiende de perfiles ni de campos concretos, es una cuestión intrínsecamente humana. Evidentemente queda patente la necesidad que tenemos de desarrollar ciertas habilidades y destrezas porque las personas que incorporan capacidades y desarrollan su Talento, están mejor preparadas y son más eficaces y eficientes.
Puede resultar curioso, pero de todas las personas con las que me he reunido, ninguna me ha dicho que “NO” a la propuesta de desarrollo que les he planteado, aunque en su lenguaje corporal y no verbal se haya detectado en muchas de ellas una incomodidad en mostrar conformidad.
La Asertividad es comunicarse de manera no violenta, es una manera de vincularnos con nuestro interlocutor y expresarle, por ejemplo, nuestro “NO” desde una perspectiva de cercanía. No consiste en someter nuestra voluntad a los demás, no es una forma educada ni correcta de terminar una conversación para “quitarnos de encima lo antes posible a la persona”, no es agredir ni ser pasivo en nuestro mensaje, no es rendir pleitesía ni mantener lo que se define como “lealtades perrunas”. Es una habilidad social de expresión que está en perfecto equilibrio.
La gran mayoría se reconocen como personas asertivas, pero como ocurre con algunos de estos conceptos que están muy ligados a nuestra inteligencia emocional al igual que, por ejemplo, sucede con la Empatía, nuestra conceptualización sobre ellos es en muchos casos errónea.
Expresar nuestras ideas o responder a determinadas cuestiones de manera asertiva es enriquecer una conversación que incrementa nuestra capacidad empática y nuestra capacidad para mejorar procesos en la comunicación eficiente. Y si nos comunicamos de manera eficiente, multiplicamos por mil nuestra eficacia, ya sea en el terreno personal o profesional. Entonces, si esta cuestión está más que demostrada y aceptada, ¿por qué nos resulta complicado ser asertivos?
En un estudio por la universidad de Tel Aviv, se produjo un hecho que puede contestar a esta pregunta. El 85% de las personas preguntadas en la calle, afirmaron ser asertivas, aunque de ese 85%, solo el 20% definió la asertividad de una manera correcta. Ese 85% fue citado para realizarles entrevistas personales y en las mismas solo el 10% al formularles de nuevo la pregunta afirmaron ser asertivas, el resto dijo no serlo.
¿Cómo puede ser que las mismas personas cambien de opinión en tan poco tiempo? Sencillamente porque la capacidad de reconocer que uno no es asertivo o empático no es aceptado por nosotros mismos. Sin embargo, en entornos más discretos y anónimos sí que podemos llegar a aceptar nuestras debilidades.
Estamos inmersos en conflictos emocionales que determinan nuestro comportamiento ante la sociedad, llenos de ideas preconcebidas que se reflejan en nuestros patrones de conducta. Sin embargo, la clave radica en abrirse lo suficiente como para establecer nuevos patrones de pensamiento y conducta y así establecer nuevas rutas cerebrales. No olvidemos que tendemos a solucionar los conflictos o problemas desde la misma perspectiva en que lo hemos creado.
Desarrollar esta habilidad social significa crear nuevas redes de conexión ya que las ideas fijas no son más que circuitos neuronales que han quedado estandarizados en nuestros procesos de información. Nos cuesta mucho ver las cosas de diferente manera porque sentimos que nuestra percepción habitual, es lo natural. Aquellas personas que no se liberan de sus ideas fijas, son menos asertivas y por ende menos empáticas. Liberarse de ellas provoca que la comunicación entre nuestras neuronas sea más activa y nuestro funcionamiento cerebral se flexibiliza, convirtiéndonos en personas más creativas, más eficaces, con menos estrés y con la peculiaridad de poder gestionar varias cosas a la vez.
Una persona no asertiva es por tanto menos eficaz, aunque no nos guste aceptarlo, menos empática y versátil y suele estar sometida a un estrés en su comunicación. Hoy día la neurociencia cognitiva nos da la oportunidad de conocer mucho mejor nuestros procesos y patrones y llevarlos a cualquier campo de actuación. Dicho esto, ¿contrataríamos a una persona no asertiva?
Quizás es probable que nunca hayamos visto la asertividad desde esta perspectiva y por ello es un buen momento para observarla desde otro prisma y así liberar ciertos pensamientos que nos impiden tener una flexibilidad cognitiva mejor.
Sobre el Autor
Mario Del Valle
Co-Founder en T-Talent.es, escuela del desarrollo de la Inteligencia Emocional en donde, se transforma y desafía a las personas y empresas para lograr niveles más altos de desempeño. Life and Business Coach con acreditada experiencia y experto en Neurociencia adaptada a la Inteligencia Emocional con más de 18 años de bagaje profesional liderando equipos multidisciplinares y de alto rendimiento como Director Comercial en diferentes multinacionales.
Consultor y Mentor en negociación de recursos, liderazgo y comunicación. Ponente en charlas TEDx, profesor Titular del MBA en Alta Dirección Empresarial en la European Open Business School y profesor colaborador en la UAH. Colabora e imparte Seminarios en diferentes proyectos empresariales así como con instituciones y organizaciones dedicadas a la formación.
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