Cuando la tecnología es tendencia
Creo que puedo decir que a todos, o casi todos, cuando hemos visto un desfile de moda (masculina o femenina) nos hemos dicho a nosotros mismos “pero quién se pone eso para salir a la calle”, y seguidamente pensamos (excluyendo la parte estética que es personal):
- No es práctico
- No es útil
- A mi eso no me sentaría bien por mi estatura, mi talla, mi morfología, etc..
- ¿Cómo plancho eso?
- ¿Se puede meter en la lavadora?
- Sólo le queda bien a esa tipo de cuerpos
Al final los desfiles de moda no dejan de ser las tendencias que marcarán la moda según los diseños de las personas dedicadas a ello.
Y les pregunto, ¿por qué cuando buscamos información sobre tecnología nos aparecen en internet tendencias y nos llevamos por ellas? O en otros casos, ¿por qué preguntamos a nuestro entorno qué han puesto ellos para seguir sus pasos? ¿Estaremos siguiendo las tendencias o la moda si nos llevamos por ellos? ¿Nos hemos parado a pensar lo mismo qué se nos pasa por la cabeza al ver un desfile pero sobre la tecnología?
En artículos anteriores hacía referencia al viaje que hacemos a la hora de decidir invertir en tecnología para nuestro negocio. La tecnología puede ser nuestra gran aliada a la hora de progresar en nuestro negocio, no hay duda, pero debe ser la que mejor encaje en nosotros.
Este artículo es una reflexión sobre la importancia de conocernos a nosotros mismos, conocer bien nuestro negocio, nuestros procesos, aquello por lo que nuestros clientes confían en nosotros, etc... porque de ese análisis dependerá mucho la tecnología que elijamos. Al igual que en “De los recados de mi abuela al CRM”, la protagonista era capaz de retener en su memoria o libreta información de relevancia para sus clientes. Inconscientemente (o conscientemente) sabía que ese era un valor que hacía que los clientes confiaran en su negocio. En dicho artículo conseguimos identificar la digitalización de sus procesos claves con disponer de un CRM como herramienta de relación y gestión de clientes.
Del mismo modo, con la ropa que usamos según nuestra personalidad, nuestra cultura, nuestra identidad, nuestro entorno atmosférico, nuestros gustos, nuestro objetivo en número de usos, nuestra visión de la calidad, nuestro elasticidad frente al precio o incluso nuestra forma de cuidar esa ropa hace que nos decidamos por una u otra. Este listado, junto con los que queramos añadir a título personal, hace que tomemos la decisión.
Por tanto, a la hora de invertir en tecnología por pequeña que sea la inversión deberíamos valorar todos esos aspectos que tomamos en consideración para decidir por una prenda o no para tenerla en nuestro armario, ¡qué rabia da comprar una camiseta que se queda para siempre en el fondo del estante!.
Para que esto no nos ocurra les recomiendo que hagan un análisis de los procesos clave de sus negocios, lo clasifiquen por nivel de importancia, los califiquen incluso, y sobre esa clasificación investiguen o confíen en empresas o personas que sea capaces de transformar esos procesos en procesos digitalizados. Seguro que serán capaces de identificar aquellos que se pueden acortar en el tiempo, que pueden hacerse de manera más eficiente, más eficazmente.
Pero todo esto no dejen de cruzarlo con su cultura empresarial, su identidad, su personalidad, etc. porque de ello depende que la tecnología estándar o hecha a medida sea de la talla de tu negocio.
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