Cómo afectará la invasión de Rusia a Ucrania a la cadena de suministro global
Hemos vivido unos años muy duros a raíz de la pandemia de la Covid-19, durante los últimos meses estábamos empezando a aprender a convivir con ella, entre otras cosas porque tampoco teníamos más opciones o algún escenario alternativo que implicara no hacerlo.
Pero, hace unos días, ha estallado un nuevo conflicto que afecta al orden mundial, todo esto de forma paralela a las dificultades que ya conocíamos, normalizando de alguna manera algo que podría llamarse como caos mundial. Parece que este nuevo conflicto ha venido para quedarse un tiempo y desestabilizar así los mercados globales, no solo a nivel moral sino también a un nivel económico-comercial. .
Resulta algo paradójico que el ser humano sea considerado una especie racional cuando históricamente solemos repetir los mismos errores o acontecimientos bélicos, ya sea por una razón o por otra, pero desde un punto de vista objetivo, no parece que aprendamos del pasado, o que basemos nuestros aprendizajes o logros desde una postura empírica. Quizás simplemente no nos interese aprender y que esté en nuestra propia naturaleza actuar de esta forma injustificable y que, sin duda, nos aleja del propio significado que describe el nombre de nuestra especie, el ser “humano”.
Como comentaba anteriormente, tras la pandemia y la crisis de costes que habíamos sufrido en 2021, la economía global está a la espera de que un enfrentamiento armado en la frontera de Europa vuelva a trastocar su trayectoria de manera incierta. Puede que Ucrania y Rusia sólo representen una pequeña parte de las importaciones de las principales naciones manufactureras como Alemania y Estados Unidos, pero son proveedores esenciales de materias primas y energía para muchas cadenas de suministro cruciales.
Europa recibe de Rusia casi el 40 por ciento de su gas natural y el 25 por ciento de su petróleo, y es probable que se vea muy afectada con los repuntes de las facturas del gas y la calefacción, las cuales ya están aumentando.
Destacar que las reservas de gas natural se encuentran a menos de una tercera parte de su capacidad. El aumento de los precios del petróleo debido a la guerra es una preocupación para el transporte marítimo más general. Las tarifas de flete ya son extremadamente altas y podrían aumentar aún más. Por consecuencia, esto afectaría a la cadena de suministro global en mayor medida, estando ya esta bastante mermada.
Otra de las grandes consecuencias es que Rusia es el mayor proveedor de trigo en el mundo y, junto con Ucrania, representa casi una cuarta parte del total de las exportaciones mundiales. Ucrania, también, por sí sola representa casi la mitad de las exportaciones de aceite de girasol. El aumento de la producción en otras partes del mundo debido a esta problemática podría contribuir a reducir el impacto de las interrupciones del suministro de alimentos. Sin embargo, Rusia es también uno de los principales proveedores de ingredientes esenciales para los fertilizantes, por lo que las sanciones comerciales podrían afectar a la producción en otros lugares.
Mientras tanto, también podemos esperar desviaciones en los flujos comerciales: China ya ha dicho que empezará a importar trigo ruso, por ejemplo. Ucrania, conocida como “la cesta de pan de Europa”, manda en la actualidad el 40 por ciento de sus exportaciones de trigo y maíz a África o el Medio Oriente, lugares donde hay preocupación ante la posibilidad de que una mayor escasez de alimentos y el aumento de los precios puedan avivar la inestabilidad social.
También hay que mencionar que los precios de algunos metales, donde estos países son los principales exportadores, como el cobre, el hierro o el níquel se están disparando y esto afectará sobre todo al sector de la automoción, al de las telecomunicaciones o el de la construcción en el mercado europeo.
En definitiva, de lo que estoy seguro es que ser el humano es una especie resiliente y fácilmente adaptable a situaciones adversas, principalmente porque somos nosotros mismos quienes las creamos, para luego adaptarnos y crearlas de nuevo, convirtiéndose en un proceso cíclico. O, en otras palabras, “el pez que se muerde la cola”.
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Sobre el Autor
Eduardo Martín
Graduado en Economía y Diplomado en Turismo por la ULL. Máster en Negocios Internacionales por la Universidad Europea Miguel de Cervantes – Becas Proexca.
Ha desempeñado durante su carrera profesional diferentes roles en el mundo de la cadena de suministro o Supply Chain tanto a nivel local como internacional.
Desde técnico de compras indirectas y directas en compañías como Compañía Cervecera de Canarias a nivel local como en el grupo Cervecero belga Anheuser-Busch Inbev, líder del sector mundial, en su sede principal en Praga, República Checa.
Conoce todos los detalles en la importación y exportación, tanto de productos como de servicios, no solo al nivel de los distintos procesos que conllevan estas acciones logísticas sino también a través de los diferentes sistemas o ERP que los hacen posible, trabajando con proveedores a lo largo de todo el mundo.
Ha desarrollado también roles de controlling comercial y en este momento es responsable de logística de la empresa rusa United Confectionary (Uniconf).