La plusvalía no debe ser una leyenda urbana

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Efectivamente, para tener la obligación de tributar por disfrutar de una plusvalía, esta tiene que ser cierta, y no inventada, pero le corresponde probar la inexistencia de incremento de valor del terreno onerosamente transmitido al obligado tributario y, por tanto, que no se ha producido el nacimiento de la obligación tributaria principal correspondiente al impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana, no procediendo, en tales casos, la liquidación del impuesto.

Esa carga de la prueba, básicamente, es lo que establece la doctrina del Tribunal Supremo, Sala Tercera, de lo Contencioso-Administrativo, Sección 2ª, mediante las sentencias de 26 de Julio de 2019, números 1154/2019, 1151/2019 y 1155/2019.

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Lo mismo ocurre con la “leyenda negra”; que el diccionario de la Real Academia Española define como relato desfavorable y generalmente infundado sobre alguien o algo, y añade “la leyenda negra española”; que debe ser ese alguien o algo el que debe probar que no es verdad, sino mentira, como son las medias verdades.

Más allá de las leyendas negras y los prejuicios, y complejos de superioridad e inferioridad que estas generan, la conocida como edad moderna, un periodo en que se destacan valores como el progreso, la comunicación y la razón, se desarrolló cuando el Imperio Español era líder en el mundo, al menos en el occidental, es decir, a partir del año 1492, cuando éste descubrió América e incorporó sus territorios y durante el tiempo que abarcaba gran parte de Europa (entre otras, la Península Ibérica, Países Bajos, la actual Bélgica, parte de la actual Francia, parte de la actual Alemania, Milán, Nápoles y Sicilia) y estaba presente en África y Asia.

Era simplemente la potencia global dominante y la referencia a emular, superar y frente a la que había que compararse para medir capacidades y valores, que protegía a occidente de oriente, como en la decisiva victoria del Imperio Español, con la denominada Liga Santa, en la batalla de Lepanto en el año 1571.

Tanto es así, que la Marina Británica se consideró grande a sí misma, especialmente, a partir de dos batallas contra la Armada Española, que hoy en día siguen representando y recordando en el Reino Unido. Una defensiva, en la que venció a la, denominada por los ingleses, Armada Invencible de Felipe II en el año 1588, y otra victoria británica en la batalla de Trafalgar en el año 1805, en la que vencieron a los franceses y españoles, estos últimos reconocidos en aquel tiempo como una marina de referencia y liderada en esa ocasión por los franceses de Napoleón I Bonaparte, que eran los que realmente forzaron ese enfrentamiento con los británicos.

Mientras que la Armada Española venció a la Marina Británica, cuando contratacó, en La Coruña y en Lisboa en el año 1589, así como en Cádiz en 1625, y en el año 1741 en Cartagena de Indias, con el mítico Blas de Lezo, así como en Pensacola, actual Florida, en 1781, con el extraordinario Bernardo de Gálvez, y en el Río de La Plata en 1806 y 1807, un orgullo para el Imperio Español y también para aquellos que posteriormente se convirtieron en lo que actualmente son Argentina y Uruguay.

Evidentemente, hubo más batallas con un resultado y otro, como la batalla de Santa Cruz de Tenerife en 1797, en la que el General Gutiérrez derrotó al que fue Almirante Nelson, quien en dicha batalla perdió su brazo y se rindieron, y posteriormente falleció como héroe británico en la batalla de Trafalgar.

La gran aportación británica y que le ayudó a convertirse en un imperio colonialista fue la revolución industrial a partir de 1760, que favoreció el desarrollo de una clase media, que es la que realmente hace grande a un país y a una economía.

Mientras que la gran aportación del actual imperio dominante, los Estados Unidos de América, además de su cultura democrática, es la revolución tecnológica y digital, que incluye el haber llevado al ser humano a la luna en 1969, y su inestimable e inteligente apoyo en 1948 a la reconstrucción de Europa Occidental, después de la segunda guerra mundial, con el Plan Marshall, aportando financiación, que hacía mucha falta, condicionándola a la compra, en su gran mayoría, de productos estadounidenses, lo que contribuyó a convertirles en la economía más poderosa, al mismo tiempo que potenciaban un nuevo gran mercado.

Se deben reconocer las aportaciones que unos y otros han hecho al mundo, pero lo cierto es que ninguno puede dar lecciones de moral a los otros, y no se puede confundir historia con leyenda, literatura y propaganda.

Resulta evidente que en Estados Unidos de América no todas las personas eran iguales, a pesar del tenor literal de su declaración de independencia en 1776, porque el concepto de persona estaba cargado de prejuicios, y de que el Reino Unido no puede presumir de haber traficado con opio en China y de haber ganado guerras para ello en 1842 y 1860, y ninguno de ellos puede negar que se enriquecieron con el negocio de esclavos y de que no protegieron y maltrataron a los nativos de Norteamérica y África, así como a los de Australia, en el caso de los británicos.

Igualmente, resulta evidente que el Imperio Español no fue a América a exterminar a los nativos ni a buscar“el dorado”, como cuenta la leyenda negra, por cuanto: Existió preocupación y una extensa regulación sobre los derechos de los indígenas (la Real Provisión en 1503, la Leyes de Burgos en 1512, Edicto en 1530, Nuevas Leyes y la creación de la figura del protector de indios en 1542, y la controversia en Valladolid en 1550 y 1551), cuya preocupación supuso el origen del derecho internacional moderno, en la persona de Francisco de Vitoria de la Universidad de Salamanca.

Es decir, en la edad moderna se tomó consciencia de la dignidad y los problemas morales de la condición humana frente a los abusos y crueldades que acompañaban a las conquistas y guerras; se fundaron nuevas universidades; se hicieron viajes científicos y políticos, como la expedición de Malaspina-Bustamante en 1789; se llevó a cabo la considerada como primera expedición sanitaria internacional de la historia, la expedición Balmis (con la vacuna de la viruela) en 1803; y se desarrolló el comercio (de América a Europa: Maíz, papa o patata, cacao-chocolote, cacahuete, tomate, pavo, oro, plata, etc... y de Europa a América: Algodón, trigo, arroz, caña de azucar, vid-uvas, plátanos, café, caballo, vaca, cerdo, etc…).

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*Leopoldo Cólogan en el Museo Histórico Militar de Canarias (antiguo Fuerte de Almeyda en Santa Cruz de Tenerife), en cuyo museo se expone la carta firmada por un herido Horacio Nelson agradeciendo y reconociendo a Antonio Gutiérrez “su humanidad para aquellos de nuestros heridos que estuvieron en su poder o bajo su cuidado, así como por su generosidad con todos los que fueron desembarcados"

Una muestra de la fundación de nuevas universidades son, entre otras:

  • Real Universidad de Lima en el año 1551, hoy Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Perú.
  • Universidad de Santo Tomás de Aquino en Santo Domingo, en la actual República Dominicana, en 1538.
  • Universidad de San Pablo de México en 1551.
  • Universidad de Santiago de la Paz en Santo Domingo en 1558.
  • Universidad de Santo Domingo en Santa Fe de Bogotá, actual Colombia, en 1580.
  • Universidad de San Fulgencio en Quito, actual Ecuador, en 1586.
  • Universidad de Santa Catalina en Mérida de Yucatán en 1622.
  • Universidad Javeriana en Bogotá en 1622.
  • Universidad de San Ignacio en Córdoba, actual Argentina, en 1622.
  • Universidad de San Gregorio en Quito en 1622.
  • Universidad de San Ignacio de Loyola del Cusco en 1622.
  • Universidad de San Javier en Charcas, actual Bolivia, en 1624.
  • Universidad de San Miguel en Santiago de Chile en 1625, sin entrar en la discusión de cuales son oficialmente las más antiguas.

La historia nos demuestra que el ser humano ha luchado por el poder y el comercio, justificando cualquier cosa, por ilógica que fuera, y convirtiendo lo ilegítimo en legítimo, con unas buenas campañas de propaganda, cuyos desarrollos fueron favorecidos por la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg en el año 1440.

Todo ello ha supuesto que los negocios y las empresas se hayan tenido que adaptar, y que algunos de los inventos, que disfrutamos en nuestra vida cotidiana de hoy en día, se han desarrollado con motivo de esas luchas, y que incluso la necesidad de adoctrinamiento, para establecer o mantener determinado poder, haya favorecido la alfabetización de las personas.

Es tan poderosa la “opinión publica”, que aquellos que pretenden manipularla necesitan excusas, que sean aceptadas por ella, para poder actuar, y si no existen, las crean. Esto nos debe llevar a analizar, en cada momento, si la excusa es real o se ha creado artificialmente por algún interés especial. Lo cuál no es una misión fácil, como, por ejemplo, la excusa que utilizó Estados Unidos de América en 1898 para declararle la guerra a España, que definitivamente dejó de ser un imperio frente a un imperio emergente.

Dicha excusa fue una explosión -al parecer interna- que motivó el hundimiento del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La Habana, en la que falleció gran parte de la tripulación, mientras que la mayoría de los oficiales disfrutaban de un baile ofrecido en su honor por la autoridades españolas, y ello, tras haberse rechazado su oferta de compra sobre Cuba y Puerto Rico.

La meritocracia, independencia y libertad del individuo y de las empresas, en un contexto de igualdad, considero que son valorares que fomenta la Unión Europea, que representa un éxito histórico de convivencia y sinceros valores comunes entre europeos, pero que, al mismo tiempo, hay potencias a las que les puede preocupar una Unión Europea excesivamente fuerte, y con muchos vínculos históricos con otras regiones, como con gran parte de América, porque pone en riesgo su poder económico, lo que les lleva a aliarse con determinados poderes más locales, pero ambiciosos y temerosos, para debilitarla.

En la línea expuesta, se ha publicado el 11 de julio de 2019, la Directiva (UE) 2019/1151 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de junio de 2019, por la que se modifica la Directiva (UE) 2017/1132 en lo que respecta a la utilización de herramientas y procesos digitales en el ámbito del derecho de sociedades, que deberá transponerse antes del 1 de agosto de 2021, para la constitución online de empresas, cuya directiva tiene la intención de asegurar que exista un entorno jurídico y administrativo a la altura de los nuevos desafíos económicos y sociales de la globalización y la digitalización, por un lado, para ofrecer las garantías necesarias frente al abuso y el fraude y, por otro, para perseguir objetivos como fomentar el crecimiento económico, la creación de empleo y atraer inversiones a la Unión Europea, lo que aportaría beneficios económicos y sociales para la sociedad en su conjunto, es decir, una plusvalía real.

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Sobre el Autor

Leopoldo Cólogan

Leopoldo Cólogan

Abogado, Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (San Pablo CEU), que inició su carrera profesional a comienzos del año 1997, después de haber realizado unas prácticas en Dublín y Bruselas, y que, tras veinte años de ejercicio profesional, de los cuales más de ocho han sido como socio de una gran firma internacional como Garrigues, ha creado el primer “Law Hotel”, que es un nuevo concepto y marca de despacho, fundando en el año 2017 en Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, España, la nueva firma legal:

Está especializado en el asesoramiento legal en litigios y arbitrajes relativos a conflictos mercantiles, civiles y societarios, y tiene una amplia experiencia en concursal y situaciones de insolvencia, penal, administrativo y contencioso administrativo. Especialmente, destaca su intervención en sectores como la construcción, turismo y hoteles, la distribución, y en el asesoramiento a organizaciones de productores y cooperativas, así como en negociaciones con entidades financieras.

El arbitraje y la mediación internacional y nacional es una de sus vocaciones.Además del desempeño de su profesión como abogado, participa habitualmente como ponente en jornadas y congresos, siendo también Profesor del Máster Universitario en Abogacía de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna, en colaboración con el Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife al que pertenece, y ha sido incluido en el prestigioso directorio internacional Best Lawyers.

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Leopoldo Cólogan | Law Hotel 
T +34 609 813 306
C/ Valentín Sanz, 23, 5º 38002 Santa Cruz de Tenerife   
Islas Canarias. España. 

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