El ayer y hoy de la criptomoneda
Los cambios monetarios siempre han existido en la historia de la humanidad: el oro reemplaza al trueque como moneda para las transacciones, los billetes reemplazan al oro como medio de almacenamiento de valor, y las criptomonedas están a punto de reemplazar el papel moneda.
Las criptomonedas han alcanzado en los últimos meses las mayores cotas de popularidad que se recuerdan. En febrero y marzo de 2021 hemos visto cómo la cotización de las principales criptomonedas (bitcoin, ethereum, litecoin) subía vertiginosamente.
Un comunicado conjunto de la CNMV y el Banco de España alertaban de los riesgos de estas inversiones. Un aviso a navegantes que ponía de relieve tres grandes problemas: la falta de regulación, la volatilidad, y las frecuentes estafas.
Hace escasos meses Elon Musk tras anunciaba que Tesla compraría Bitcoin para esquivar los tipos de interés negativos y permitir el uso de la criptomoneda como medio de pago para adquirir sus vehículos. No fue el único. Otras compañías como Apple también mostraron su interés en esta forma de pago. A lo largo de 2020 grandes instituciones como JP Morgan y Standard Chartered fueron construyendo soluciones DeFi para sus clientes, algunas incluso han comenzado a cubrir regularmente parte de sus inversiones en criptomonedas.
Instituciones que incluyen desde Citi hasta Deutsche Bank; una tendencia que debería acelerarse en 2021 ya que muchos bancos comienzan a hacer públicos planes específicos de criptodivisas. Con el fin de crear un entorno seguro y eficiente para el inversor, el Gobierno ha optado por abordar la regulación de las criptomonedas comenzando por la publicidad.
En concreto, el Ministerio de Economía decidió el pasado mes de marzo reformar el Texto Refundido de la Ley del Mercado de Valores, para encomendar a la CNMV el control de la publicidad relativa a los criptoactivos, cuyo régimen deberá establecerse vía Circular.
El Banco de España y la CNMV ya advirtieron en el pasado sobre el riesgo de este tipo de inversiones por su extrema volatilidad, complejidad y falta de transparencia que las convierten en una apuesta de alto riesgo, y no existe todavía en la Unión Europea un marco que regule los criptoactivos como el bitcoin, y que proporcione garantías y protección similares a las aplicables a los productos financieros.
Aunque reconocen que se está negociando a nivel europeo un Reglamento (conocido como MiCA) que tiene como objetivo establecer un marco normativo para la emisión de criptoactivos y los proveedores de servicios sobre estos. Para que el bitcoin, por ejemplo, pudiera llegar a desplazar al dinero oficial tendría que ser aceptado como medio de pago o medición del valor por los agentes económicos para sus intercambios. Además debería cumplir con la función de ser unidad de cuenta y depósito de valor.
El dinero oficial es a día de hoy en los países desarrollados unidad de cuenta, lo que permite fijar los precios de los bienes y servicios, algo que el bitcoin no es. También es sin duda un medio de pago, ya que es aceptado por todas las personas para pagar la compra y venta de los bienes y servicios. Y, por último, es depósito de valor, lo que quiere decir que conserva su valor en el tiempo, pues tiene la capacidad de comprar bienes y servicios en el futuro.
Las criptodivisas, si es que pretenden ocupar este hueco en algún momento, tienen aún mucho camino por delante. Lo cierto es que el dinero que tienes pensado invertir lo vas a necesitar a corto plazo quizá no sea la mejor opción invertir en criptomonedas. Aunque es una opción que puede resultar segura lo cierto es que cuanto más tiempo pasa desde que haces la inversión también es más fácil que la rentabilidad que te ofrezca sea más alta.
En este sentido es aconsejable que tengas esto presente antes de meter tu dinero en un producto de renta variable y sujeto a una volatilidad alta.
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Sobre el Autor
Juan Miguel Munguía Torres
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