Una política de innovación para las microempresas canarias
¿Se imaginan que en Canarias se inaugure un colegio público construido a imagen y semejanza de los edificios públicos en península, con un sistema de calefacción y una caldera central? ¿Absurdo?, puede, pero sucedió en un pasado no muy lejano en varios pueblos de Canarias.
No es la única situación en la que se importan desde otros territorios modelos que, sin contextualizar ni adaptar, no funcionan y producen resultados no deseados. Esto es lo que pasa con nuestro sistema regional de innovación y con las políticas públicas que incentivan la innovación en Canarias.
Poco se conoce acerca de las dinámicas de innovación en regiones ultraperiféricas como las Islas Canarias, fragmentadas territorialmente, dependientes económicamente del sector servicios, especialmente el turismo, y con un escaso desarrollo industrial. Se trata de un modelo que se aleja de lo que habitualmente se estudia en la literatura especializada, que se centra en entornos continentales con un fuerte desarrollo industrial, ajustado a los principales centros de actividad económica y financiera, y acompañado por sectores económicos con una importante implantación de clusters de alta y media tecnología, donde las medianas y grandes empresas tienen un papel predominante.
Sin embargo, tenemos un sistema y una política de I+D+i que vienen implantados desde la experiencia de este tipo de regiones donde han funcionado relativamente bien, sin tener en cuenta las características económicas, territoriales y socioculturales de las Islas. Canarias tiene una economía de servicios compuesta por microempresas (con 0 a 9 empleados) en un 96% según la actualización de las estadísticas Pyme en febrero de 2016. Con una serie de barreras estructurales de distinta índole, donde destaco la cultural, que es poco estudiada.
A ello he dedicado mi tesis doctoral, leída en la Universidad de La Laguna el pasado mes de enero, y cuyos resultados y conclusiones se presentaron en una jornada reciente en la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, cuyo resumen se emitió en Canarias 2.0 en la Televisión Autonómica. Destaco aquí las conclusiones del diagnóstica de nuestro sistema regional de I+D+i que realicé como contextualización de la investigación realizada en las microempresas canarias.
Las barreras estructurales a la innovación en las Islas son, en primer lugar, de índole económica, resultado de la estructura económica de la región caracterizada por el alto grado de tercerización de la economía y por la escasa implantación de tejido industrial, con poca presencia de empresas medianas y grandes. Las microempresas canarias del sector servicios no demandan innovación, al menos, no la que podría producirse como resultado de la I+D pública, de carácter tecnológica principalmente.
Esta falta de demanda de innovación debe entenderse no sólo como resultado de la estructura económica, sino también como una barrera cultural, siendo el resultado de la falta de costumbre o de conocimiento sobre la innovación en los sectores dominantes en la región, como el turismo. Cabe pensar que el tejido empresarial canario requiere de otro tipo de conocimiento, más tácito, con medidas de acompañamiento y capacitación profesional, tecnológica y empresarial.
Otra barrera destacable es la de carácter institucional-regulativo. La legislación y las políticas públicas de promoción de la I+D+i en Canarias, hasta la aprobación de la estrategia de especialización inteligente de Canarias, la RIS3, a finales de 2013, han estado orientadas principalmente hacia la generación de conocimiento científico, eminentemente público, por lo que se prioriza la inversión en I+D pública.
Hay poca atención y recursos para la innovación, a pesar del discurso reiterado sobre la importancia de la innovación, de carácter tecnológica la mayor parte de las veces, en los documentos oficiales de regulación. Además, la innovación se concibe principalmente como innovación tecnológica, lo que dificulta la conexión con las microempresas del sector servicios, que requiere de otro tipo de innovación. La OCDE califica el sector servicios de baja intensidad tecnológica, por lo que parece importante orientar las políticas hacia la innovación no tecnológica, más adecuada para el sector servicios.
El sistema de innovación de Canarias se guía, en este sentido, por una concepción lineal de la innovación, que asume que la innovación surge como resultado de un proceso de I+D previo, basada en el modo STI de la innovación (Science, Technology & Innovation), centrado en la investigación, la transferencia y la innovación tecnológica, habitual en regiones industrializadas con una elevada presencia de empresas medianas y grandes de alta tecnología, pero que en Canarias resulta poco adecuado debido a las características de su economía. En consecuencia, y dicho de manera resumida, las microempresas son excluidas de la política regional de I+D+i.
Existe una contradicción fundamental en el sistema de I+D+i de Canarias, donde se han diseñado e implementado políticas de innovación propias de regiones industriales con fuerte presencia de grandes y medianas empresas de alta tecnología, siguiendo el modo STI de innovación. Se ha priorizado la inversión en potentes infraestructuras de I+D+i en Canarias y en I+D pública, inversión que no ha venido acompañada de medidas de capacitación y de consolidación de empresas innovadoras en la región.
Este desajuste parece difícil de corregir sin un cambio en la orientación de las políticas públicas hacia un modelo basado en otra concepción de la innovación, más amplia y que incluye la innovación no tecnológica, la organizativa y la comercial. Se trata del modo DUI (Doing, Using & Interacting), que suele considerarse como el más adecuado para una economía de servicios, donde la atención se centra en los procesos de aprendizaje y colaboración conjuntos entre empresas, usuarios e investigadores.
Finalmente, propongo aprovechar la constitución de las mesas de trabajo de la RIS3 para incluir estas consideraciones en el debate sobre la innovación en Canarias y contribuir a mejorar las condiciones de las empresas.
Sobre el Autor
Madelon van Oostrom
Socióloga y profesional de la innovación. Nacida en Schiedam (Holanda), es licenciada en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y doctora en Sociología por la Universidad de La Laguna. Desde 2008 es coordinadora de Innovación en Intech Tenerife donde dirige el equipo técnico para el diseño y la ejecución de la política insular de innovación y el Programa TF Innova, para el Cabildo Insular de Tenerife. Actualmente, compatibiliza su trabajo en el PCTT con la docencia universitaria y la investigación, siendo también aficionada a las redes sociales.
Colabora dentro de la temática de Innovación y Tecnología.