Hola innovación, adiós horas extras

Por Madelon van Oostrom, técnico de innovación en el Parque Científico y Tecnológico de Tenerife

A muchas personas nos encanta nuestro trabajo. Al menos, la mayor parte de él. Y eso es genial, porque poder dedicarnos a lo que nos gusta y crecer profesionalmente en nuestro campo es la mejor recompensa por esas 8 horas que le dedicamos cada día. Mejor incluso que la recompensa económica según estudios de la consultora global Gallup, que evidencian que el salario no es una variable determinante del compromiso laboral y, por tanto, del bienestar o la felicidad con el trabajo.

Casi seguro también, que a la mayoría no nos gusta hacer demasiadas horas, ni pasar más tiempo de lo convenido en el lugar de trabajo. Y en eso tenemos razón, porque el presentismo laboral es malo para la productividad y mata la innovación. Sin embargo, se ha detectado que un virus muy dañino habita entre nosotros, uno que propaga horas extras sin contención ni razón. Se trata del peligroso virus de la dedicación al trabajo más allá de lo saludable y, lo que es más preocupante, de lo productivo. Porque ese virus es letal para la innovación y es capaz de acabar con el mejor de los equipos, con su creatividad, su pasión y su compromiso.

En el año 2016, el presentismo laboral (lo contrario al absentismo laboral) ha aumentado hasta un 53% en las empresas españolas, con un crecimiento del 12% respecto al año anterior, según un estudio realizado por Adecco. Personas que le dedican al trabajo no las 7 o 8 horas que se acuerdan en el contrato laboral, sino 10 y hasta 14 horas diarias. E incluso más si contamos la disponibilidad a distancia a través de los dispositivos móviles y la conectividad permanente, que conduce al hiperpresentismo.

¿El sueño de cualquier directivo/a? No, si es inteligente, porque las personas que trabajan demasiadas horas son menos productivas. Eso lo saben los teóricos de la productividad y existen numerosos estudios1 que lo muestran. Dedicarle frecuentemente más horas de las 8 diarias al trabajo provoca el aumento del cansancio y la fatiga, y con ello, el estrés laboral. Y la motivación decrece en una dimensión inversamente proporcional, al verse las personas con menos horas para su propio tiempo de ocio y disfrute personal.

España es un país con bajos resultados en productividad. También es uno de los países europeos donde más horas se trabaja, con 1775 horas trabajadas al año según la OCDE. Según los informes de la Conference Board Europe, España es el país europeo en el que la productividad ha bajado más en los últimos años, dejándonos en un 12% por debajo de la media europea. Un estudio reciente de OBS señala que el 55% del tiempo de trabajo en España es improductivo y concluye que a más horas de trabajo, menos productividad. Las personas que trabajan demasiadas horas no resultan necesariamente las más beneficiosas para la organización. Por otro lado, el exceso de horas incrementa la necesidad de hacer más pausas y, con ello, la falta de concentración y las frecuentes interrupciones.

Ahora, pensamos en los efectos que este virus produce en la capacidad de innovación de las empresas. Parece claro que una situación así es contraproducente: ¿cómo esperar de personas cansadas, posiblemente desmotivadas y estresadas que - además de realizar su trabajo - mantengan los ojos y oídos bien abiertos a las novedades y la evolución del mercado; estén en permanente relación de colaboración y aprendizaje con compañeros de trabajo, usuarios, proveedores y demás agentes del entorno; vengan con ideas disruptivas y busquen maneras y recursos de ponerlas en marcha con éxito?

Las cualidades y competencias mencionadas forman parte de una cultura de la innovación que en Canarias es particularmente deficiente, tal y como concluí en mi tesis doctoral sobre la cuestión. Esto se debe a muchos factores, entre los que destacan la estructura económica de la región, la lejanía de los principales centros de producción y distribución de este territorio fragmentado y unas barreras institucionales, que sumados se lo ponen bastante difícil a las empresas y personas innovadoras y emprendedoras en Canarias. Además, en la economía de servicios de las islas predominan las microempresas, que tienen una reducida capacidad de absorber el conocimiento del exterior y de convertirlo en innovación.  

Volviendo al tema que nos ocupa, el virus letal del presentismo, en un reciente artículo sobre el rendimiento académico, artístico, científico y empresarial, se constata que la creatividad y la excelencia se consigue con un número limitado de horas de trabajo muy concentrado, de práctica deliberada, con suficiente descanso y actividades de distensión de por medio. Ahí se explica cómo científicos destacados como Darwin y Poincaré o literarios de la talla de Dickens alcanzaron culminar carreras llenas de éxitos y reconocimiento dedicándole pocas, a menudo no más de 4 al día, pero muy focalizadas horas de trabajo.

¿Una oda a la vagancia? En absoluto; se trata más bien de hacer un uso inteligente de nuestro talento y capacidades. Se dice que la excelencia y el rendimiento máximo se alcanza después de 10.000 horas de práctica. Pero esa explicación es incompleta. Viene después de 10.000 horas de práctica deliberada, 12.500 horas de descanso deliberado, y 30.000 horas de sueño.

Por eso, las empresas que buscan aumentar sus capacidades e implementar una cultura de la innovación harían bien en desterrar ese virus letal. Todas las personas que amamos nuestro trabajo, y también nuestra vida, tenemos la responsabilidad de luchar activamente contra el mal hábito cultural del exceso de horas extras y el presentismo. Si no lo logramos, siempre podemos actuar sin miedo y cambiar de escenario laboral, en búsqueda de un mejor empleador, uno que no premie - por obra del virus letal - ese tipo de conductas con ascensos. 


1 Ver por ejemplo el trabajo de Robinson (2005) Why Crunch Modes Doesn´t Work: Six Lessons que muestra que la razón de fondo del porqué la mayoría de las industrias TIC abandonaron el trabajo a destajo hace años, es que supone la forma más cara que hay para hacer el trabajo

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Sobre el Autor

Madelon van Oostrom

Madelon van Oostrom

Socióloga y profesional de la innovación. Nacida en Schiedam (Holanda), es licenciada en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y doctora en Sociología por la Universidad de La Laguna. Desde 2008 es coordinadora de Innovación en Intech Tenerife donde dirige el equipo técnico para el diseño y la ejecución de la política insular de innovación y el Programa TF Innova, para el Cabildo Insular de Tenerife. Actualmente, compatibiliza su trabajo en el PCTT con la docencia universitaria y la investigación, siendo también aficionada a las redes sociales.

Colabora dentro de la temática de Innovación y Tecnología.

 

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