Reflexiones sobre el Emprendimiento en Canarias

A. Antecedentes. Algunos datos para la reflexión.-

Empezaré con algunos datos de partida. Aunque muchos de ellos se refieren al conjunto de España, son necesarios para entender la situación de Canarias. Comparar indicadores de diferentes territorios enriquece, además, la reflexión.

  1. Estructura empresarial.

Según el informe "Doing Business" que publicó el Banco Mundial el año pasado, España ocupa el puesto 82 en la lista de los mejores países del mundo para emprender. Abrir un negocio en nuestro país es insufrible por culpa de la caótica burocracia y la dificultad para obtener ciertos permisos.

A 1 de enero de 2016, en España había 3.232.706 empresas. De todas ellas, el 55,38% no tiene asalariados, el 40,32% tienen entre uno y nueve, y sólo el 0,12% poseen una plantilla de 250 o más trabajadores. Es decir, casi la totalidad de las empresas españolas (el 99,88%) estaría constituida por entidades pequeñas y medianas (pymes). Del total de asalariados (sin contar jubilados y autónomos), el 70% trabaja en una pyme.

El 95,8% de las empresas de Canarias cuenta con menos de 10 empleados. Solo el 0,7% de los negocios tiene más de 50 trabajadores. En 2015 en la Comunidad Autónoma de Canarias se localizaban un total de 132.857 empresas, lo que representa el 4,2% del total de España. La densidad empresarial en Canarias era de 62,5 empresas por cada 1.000 habitantes, cifra inferior a la registrada en España (68,6 empresas por cada 1.000 habitantes), lo que indica un menor desarrollo del tejido productivo.

  1. Confianza empresarial.

El 83,4% de los empresarios canarios considera hoy en día que su actividad económica mejorará o se mantendrá hasta el último trimestre del año. Y es que en 2017 hemos tenido el mejor trimestre en creación de empresas desde el año 2008, tal y como recoge el informe de demografía empresarial realizado por Informa D&B Canarias.

Según este documento, Canarias lideró el ritmo de creación de empresas a principios de año, con una subida del 33% respecto al mismo mes del año pasado. Esto se debe a que la confianza empresarial ha ido creciendo, de forma gradual, a lo largo de 2016 al ir mejorando la situación económica. Aun así, el Archipiélago no va a recuperar el nivel de empresas que tenía hace 10 años. Hoy el tejido empresarial de las Islas tiene 10.600 negocios menos que en 2008, y la mayoría de ellos (85%) en el sector servicios. El sector privado ha sido el gran damnificado de la crisis, y dentro de él las empresas de la construcción son las más castigadas, pero ¿cuál ha sido la debilidad del tejido empresarial canario? Sin duda, su tamaño.

  1. Índice de competitividad regional.

Madrid y País Vasco no sólo son las regiones más competitivas de España, sino que se sitúan entre los mejores territorios de Europa para la atracción y el desarrollo de empresas y trabajadores. Ésta es una de conclusiones del último Índice de Competitividad Regional que publicado por la Comisión Europea, correspondiente a 2016.

Dicho estudio analiza diversos indicadores para medir la competitividad (instituciones, estabilidad económica, infraestructura, sanidad, educación, regulación laboral, tamaño del mercado e innovación) en un total de 263 regiones de la UE. Madrid y País Vasco son las únicas autonomías españolas que se sitúan entre las más competitivas de Europa. Las peores notas en ambas regiones, sin embargo, se centran en la regulación laboral, el funcionamiento de las instituciones y la preparación tecnológica.

Este particular ranking se concentra, sobre todo, en Alemania, Reino Unido y los países nórdicos, con Londres , Berkshire, Utrecht y Estocolmo a la cabeza. Las menos competitivas, por el contrario, se ubican en Grecia y en algunos países del este de Europa, como es el caso de Rumanía y Bulgaria.

El informe concluye que las zonas más competitivas son también las que disfrutan de una mayor renta per cápita y las que suelen atraer un mayor número de inmigrantes gracias al alto nivel de vida y las mayores oportunidades laborales.

A continuación de Madrid y País Vasco, se sitúan Navarra (148) y Cataluña (153), pero con notas ya por debajo de la media comunitaria. Le siguen de cerca Galicia, Cantabria, Asturias, La Rioja, Aragón, Castilla y León y la Comunidad Valenciana, mientras que los peores registros son para Baleares, Murcia, Castilla-La Mancha, Canarias, Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla. Canarias concretamente se encuentra en el puesto 217 de los 263 territorios.

  1. Evolución de la inversión en I+D.

La crisis económica ha supuesto que la inversión en innovación se reduzca en España un 9%, y está casi un punto por debajo de la media europea. Aunque las diferencias regionales se han atenuado, la brecha autonómica en I+D todavía es un 40% superior a la que había a comienzos de sigo, según concluye un informe realizado de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

Desde 2009, la inversión en I+D ha caído en España ininterrumpidamente hasta suponer el 1,22% del PIB en 2015, un nivel similar al de 2007, año de inicio de la recesión, y se aleja más de una décima en términos de porcentaje del PIB del esfuerzo investigador de las economías desarrolladas, ya que la media de la Unión Europea se sitúa en el 2,03%.

El descenso ha afectado a todas las comunidades autónomas, aunque ha sido menos intenso en las más rezagadas, lo que ha permitido reducir la brecha autonómica en I+D. No obstante, las desigualdades en esfuerzo inversor en I+D son, todavía, casi un 40% superiores a las de 2000, recalca el trabajo.

Salvo la excepción de Murcia, la ratio I+D/PIB ha caído en todas las autonomías en lo que llevamos de siglo, sobre todo en Cantabria, donde la caída ha sido el 27%, pasando de un 1,16% al 0,85%; y Asturias ha caído un 26%, bajando del 0,99% al 0,73%. En general, es en las comunidades autónomas en las que más aumentó el esfuerzo inversor en el periodo de expansión donde más ha caído en el periodo posterior de crisis.

En consecuencia, con la caída del esfuerzo inversor en los últimos años, las diferencias regionales han regresado al nivel de 2007, pero se mantienen muy por encima (un 38%) de los niveles de 2000.

El numero de empresas consideradas “innovadoras” en Canarias en el período 2012-2014 asciende a 1.513, lo que supone el 1,2% de su tejido empresarial. Esta cifra supone el 3,8% de las empresas innovadoras en España, porcentaje inferior al que representan las empresas canarias en el tejido empresarial español, que era el 4,1% en 2014. Además del escaso número de empresas que apuestan por la innovación en Canarias, también existe una carencia de empresas que se dedican a actividades de alta y media tecnología.

  1. Capital humano.

El informe mencionado anteriormente analiza la economía del conocimiento en torno a tres componentes principales: la dotación tecnológica, el capital humano de alta cualificación y el desarrollo de actividades de I+D+i. Respecto al capital humano, el estudio hace hincapié en las diferencias en formación y cualificación de los ocupados. Las tres regiones más competitivas figuran como las que más población activa (aquella en edad de trabajar y en condiciones para hacerlo) con estudios superiores tiene, con porcentajes superiores al 35%, y en el otro lado están Canarias, Castilla-La Mancha y Extremadura, con tasas inferiores al 20%.

Si el análisis se realiza entre ocupados, los porcentajes llegan al 50% en las tres autonomías que lideran la clasificación. El porcentaje de Baleares o Canarias, dos de los grandes polos turísticos de España, baja 20 puntos.

A la hora de comparar las tasas de paro entre la población con estudios básicos y con estudios superiores. Andalucía, Murcia y Extremadura son aquellas autonomías donde la brecha es más evidente, con diferencias en la tasa de paro entre uno y otro colectivo del 20%. Baleares es la única autonomía en la que el número de parados que se han formado ha crecido. En el resto de regiones ha bajado.

  1. Cultura emprendedora.

El 67% de los trabajadores considera que en nuestro país no hay suficientes incentivos y ayudas para impulsar la creación de nuevas empresas. Así lo señala un informe elaborado por Randstad que recoge el sentir de la ciudadanía, que clama por una mejor regulación, optimización de las cuestiones burocráticas y más facilidades para acceder al crédito.

España es de los más criticados en relación a la cooperación que existe para fomentar el emprendimiento. Nuestro país, junto con Italia y Grecia, está a la cola en cuanto a regulaciones estatales en relación a este tema. La excepción del sur de Europa parece ser Portugal, que está por debajo de la media europea. Los estados donde los ciudadanos presentan mayor satisfacción en relación al apoyo a los emprendedores son Reino Unido, Noruega, Alemania y Países Bajos. Entre los sitios donde los trabajadores son más críticos en relación a este punto, Japón se sitúa a la cabeza, con un 79%. Al otro lado Estados Unidos (29%) y China (20%).

Respecto a las intenciones reales de poner en marcha un proyecto, los más interesados en ello son los profesionales de entre 25 y 45 años así lo señalan: 64% de estos se muestra dispuesto a emprender.

¿Y dónde querrían trabajar los encuestados? Tres de cada cuatro ocupados señalan hacia el universo startups. Se asocian con conciliación laboral, conceptos interesantes y ambiente de trabajo agradable. Les siguen las pymes y las multinacionales, aunque Randstad no deja de destacar que lo más interesante es el aumento del interés de las personas por apostar por las firmas tecnológicas de reciente creación.

A día de hoy, las startups se presentan como un tipo de compañía que cuida a los trabajadores. Son los más jóvenes –menores de 45 años especialmente (80%)– los que más lo valoran. Este porcentaje desciende hasta el 63% cuando nos referimos a los de mayor edad.

B. Análisis de la situación.-

Analicemos ahora la situación del emprendimiento en Canarias. Para ello conviene identificar primero sus claves que, a mi juicio, son:

  • El talento (personas preparadas, con la aptitud necesaria, especialmente en las competencias exigidas por un mundo embarcado en la transformación digital).
  • La cultura emprendedora (actitud, esfuerzo, riesgo, ...).
  • Los recursos (apoyo público y privado para la incubación, aceleración, financiación, ...).
  • El marco legal y fiscal (el autónomo ante la Seguridad Social, burocracia, ventajas fiscales ZEC, …).

Los casi dos años al frente de SODECAN me han permitido comprobar de primera mano la evolución del ecosistema emprendedor de nuestra comunidad autónoma, un ecosistema en el que se reconoce el papel activo del Gobierno de Canarias y sus distintas entidades (Empleo, Promoción Económica, ACIISI,  ITC, PROEXCA, SODECAN, etc.).

Mi percepción es que el ecosistema del emprendimiento y la innovación en Canarias se asemeja a un puzzle, con piezas grandes y pequeñas, pero donde todas, además de encajar, son importantes. El ecosistema está en continua evolución, con la incorporación de nuevos actores. Encontramos ejemplos en la creciente implicación de los ayuntamientos (algunos de ellos han promovido la puesta en marcha de centros para emprendedores), los cabildos (especialmente Tenerife y Gran Canaria, pero sin olvidar lo que ha logrado el de Fuerteventura con la ayuda del Gobierno de Canarias), las dos universidades públicas, las cámaras de comercio y las asociaciones empresariales. Mención aparte merece el esfuerzo de la sociedad civil (universidades privadas y otros centros formativos, asociaciones de emprendedores, espacios de coworking, etc.) siempre abierta a la colaboración público-privada; estoy convencido de la conveniencia de esta colaboración.

¿Qué falla entonces? Debemos primero fijarnos en el marco normativo estatal que, sin duda, desincentiva el emprendimiento. Se trata de un hecho que no admite discusión; basta con hacer un simple análisis comparativo con otros países. Los tímidos avances no son suficientes para trasmitir confianza, por lo que ni el esfuerzo público ni el privado consiguen que el emprendimiento entre en una dinámica de crecimiento.

Centrándonos en Canarias, el símil del puzzle es el resultado de un análisis desde el punto de vista estático. Sí, todas las piezas encajan. Pero si el ecosistema lo analizamos desde el punto de vistas dinámico, esto es, como un engranaje en funcionamiento, comprobaremos que no funciona en continuo ni de forma integrada, sino a impulsos. Se echa de menos un marco de actuación conjunta.

La cultura emprendedora no está convenientemente asentada en nuestra sociedad. Aunque las cosas pueden estar cambiando, el binomio “emprendimiento-salida a una situación de desempleo” está muy presente en la conciencia colectiva. Muchos de los proyectos emprendedores, además, tienen una base poco sólida. Ambas cosas me preocupan, porque el fenómeno podría desembocar en una burbuja, expuesta a estallar en cualquier momento. A emprender se aprende: Integrar la formación en emprendimiento (cultura, competencias y herramientas) en la dinámica educativa  es un objetivo que se han propuesto las universidades, por ejemplo, o la Dirección General de Formación Profesional del Gobierno de Canarias, con varias experiencias de éxito en su haber.

Las políticas públicas, pues, deben alinearse en primer lugar hacia la consolidación de esa cultura emprendedora, huyendo de viejos clichés asociados al éxito multimillonario de otros territorios y fomentando el esfuerzo, la formación y una nueva percepción del riesgo y el fracaso. Para ello es preciso invertir en la incubación, mentorización y aceleración de nuevos proyectos empresariales, lo cual no requiere necesariamente un gran esfuerzo económico, pero sí profundizar en la colaboración institucional y en la especialización, así como en la colaboración público-privada. Si alguien hace bien una cosa, en lugar de copiarlo y ser redundantes, integrémoslo en la estrategia para que el éxito sea compartido.

Si hablamos de financiación, el papel de SODECAN como instrumento de crédito público de la Comunidad Autónoma de Canarias es cada vez más visible. A ello ha contribuido el ejemplo de las casi 300 empresas que se han beneficiado de sus instrumentos financieros, con una inversión total desde 2013 de más de 16 millones de euros. Si ya de por sí es sano que cambiemos el paradigma generalmente aceptado de la necesidad de subvencionarlo todo, y hayamos logrado que muchos emprendedores y pymes recurran a nuestras líneas (una oferta muy diversificada) para financiar sus proyectos, más aún debe serlo que el tejido empresarial perciba al Gobierno de Canarias como una institución cercana y atenta a sus necesidades. Tendremos la oportunidad de mejorar en 2018 con las nuevas líneas de financiación que se convocarán.

Quiero destacar, por último, el potencial del esfuerzo coordinado de los diferentes estamentos del Gobierno de Canarias, así como con otras administraciones y con el sector privado, que podrá desarrollarse aún más con iniciativas como el Consejo de Apoyo al Emprendimiento, al Trabajo Autónomo y a las Pymes Canarias, cuya creación se acordó hace unos meses.

En Canarias existe talento, aunque no siempre sepamos alinearlo con las necesidades de nuestra sociedad. Y ahí está el reto, en identificar y emplear el talento adecuadamente. Disponemos de suficientes elementos para ello. Y a este respecto, los expertos coinciden en que el capital humano es un seguro contra el paro. Existe una correlación directa entre la tasas de paro y el nivel formativo.

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Sobre el Autor

José Joaquín Bethencourt

José Joaquín Bethencourt

Licenciado en Farmacia por la Universidad de La Laguna y Máster en Dirección General de Empresas. Inicia su actividad profesional con 22 años como Concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Posteriormente se incorpora a Mercatenerife, y después a Compañía Cervecera de Canarias, donde desarrolla una carrera de diez años en gestión de recursos humanos.

Tras ello vuelve al sector público, donde ejerce como Consejero del Cabildo Insular de Tenerife (2003-2015) y Consejero Delegado de Sodecan -Sociedad para el Desarrollo Económico de Canarias- (2015-2019). En la actualidad es consultor independiente en talento e innovación.

Su perfil profesional es el resultado de combinar una amplia experiencia en los sectores público y privado, con responsabilidades directivas y ejecutivas, formación técnica y empresarial reconocida, demostrables habilidades asociadas a la gestión, la comunicación y las relaciones interpersonales y un alto conocimiento del entorno.

Colabora dentro de la temática de Dirección y Emprendeduría.

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