Superpoderes del emprendedor: capacidad de adaptación

Emprender en sí ya es una montaña rusa, pero si lo juntamos con los acontecimientos actuales y recientes causados por la pandemia, parece que es una montaña rusa en el que vamos a ciegas: no sabemos si toca una subida o bajada, desconocemos la intensidad y la duración de cada etapa, no podemos pararlo, ni prepararnos para lo que nos toca.

Una persona emprendedora tiene muchos “ superpoderes”, pero los que esta pandemia ha forjado son la paciencia, la resiliencia y la capacidad de adaptación a un entorno en el que el cambio es el único constante.

Esa “montaña rusa” tiene un nombre más propio: el “entorno VUCA” en el mundo de los negocios hace referencia a un entorno inestable en el que predominan la volatilidad (Volatility), la incertidumbre (Uncertainty), la complejidad (Complexity) y la ambigüedad (Ambiguity).

Aunque nosotros, los emprendedores estamos acostumbrados a ser proactivos y adaptarnos a los cambios con mayor agilidad que las grandes organizaciones, nos conviene analizar cada uno de los factores de VUCA por separado, para adaptarnos mejor a la situación. Nuestra capacidad de adaptación, como muchos otros “superpoderes” se puede desarrollar y mejorar con la práctica, pero si le acompaña cierta metodología, mejor…

Volatilidad: si pensamos en los últimos 17 meses, no cabe duda de que para muchas empresas ha sido difícil “surfear las 5 olas” de la pandemia. La relajación y el endurecimiento de las restricciones han tenido un impacto inmediato en las organizaciones, han hecho imposible tener previsiones, no nos quedó otra que ser más flexibles y ágiles en la toma de decisiones.

Incertidumbre: no sabemos a corto, medio y largo plazo qué efectos exactos dejará la pandemia en nuestro entorno / economía, pero podemos observar y aprender de tendencias que están ocurriendo en el mercado. Que se ha pisado el acelerador con los procesos de digitalización es un hecho, pero nos conviene analizar qué tendencias perdurarán en el tiempo y cuales perderán efecto, basadas en los patrones de comportamiento y las necesidades de las personas. Si aún no has centrado tu atención en el cliente en vez del producto, ahora es una tarea obligatoria.

Complejidad: somos una pieza de un sistema interdependiente. Nuestra acción afectará a otros y será afectada por otras “piezas” de la misma red: sean clientes, proveedores o colaboradores. Siendo emprendedores, no es suficiente lidiar con nuestra propia “montaña rusa” de emociones y ganas, sino que tenemos que adaptarnos a la de nuestros stakeholders. La paciencia y la empatía serán grandes aliados para gestionar todas estas relaciones, siempre teniendo claro cuales son nuestros valores como empresa.

Ambigüedad: existen muchas interpretaciones diferentes de un solo dato, dependiendo de la perspectiva y el mindset con lo que se mire. Investigar y conversar con otros (emprendedores) sobre la realidad que nosotros interpretamos puede aportarnos una visión más clara de la situación.

Sin duda alguna, la pandemia nos ha dado, y sigue dándonos muchos golpes a los pymes, emprendedores, sobre todo si nos vinculamos a los sectores como turismo, ocio y hostelería, y sabemos que en España esos sectores tienen un importante peso en la economía.

Quizás los que hayamos aprendido a emprender con metodologías de Lean startup, estos conceptos y metodologías nos suenan más que a los de la “vieja escuela” para “combatir” en entornos VUCA. En el mundo startup, la incertidumbre es un gran constante, utilizamos datos para evitar ambigüedad y creamos patrones para descifrar las dinámicas del sector en el que nos movemos, que al principio nos parece muy complejo...

Aunque desde nuestra formación y experiencia hemos adquirido habilidades como la flexibilidad, adaptabilidad, capacidades analíticas y empáticas, para sobrevivir (y prosperar tendremos) que tener un “superpoder” aún mayor: la paciencia.