Realidad percibida y realidad real

El pasado mes de noviembre, y en concreto, en su última semana, seguí con interés tres manifestaciones distintas sobre la coyuntura económica y social de nuestro entorno, en muy diferentes foros pero completamente alineadas.

Creo que fue un miércoles cuando, un diario de tirada nacional, resumía el libro de Factfulness: “Diez razones por las que estamos equivocados sobre el mundo y por qué las cosas están mejor de lo que piensas”, obra de Hans Rosling y Ola Rosling, que incluía un interesante cuestionario al final, con el fin de comprobar que casi todos tenemos una percepción mucho más negativa de la realidad.

Ese jueves, en Madrid, Fernando Clavijo mostraba, en una conferencia auspiciada por CEPSA, de forma contundente y también con datos y gráficos, como el periodo que abarca desde que Canarias entró en la Comunidad Económica Europea hasta nuestros días, ha sido el de mayor progreso social y económico de la historia de este archipiélago, con un PIB/ habitante que ¡se ha cuadriplicado en estos 22 años!.

Y el viernes era testigo, en CEOE Tenerife, de una magistral conferencia de la Presidenta de la fundación COTEC, Cristina Garmendia Mendizabal, quien también nos daba claras estadísticas de que estos tiempos recientes han hecho bueno el título de la obra de Paul Krugman y que estamos en “la era de las expectativas ilimitadas”, siendo por ello la mejor época en la historia de los tiempos, tanto en el plano social como en el económico.

Un compañero de universidad, ya en sus últimos años de carrera de ingeniería industrial, (cuando las ingenierías duraban seis años…), en el camino a los últimos exámenes, entre bromas y veras, contaba todas las asignaturas que había aprobado hasta entonces para superar las incertidumbres de última hora y enfrentarse a la prueba con una posición mental fuerte.

Estamos en los primeros días de 2019, un nuevo año, un nuevo ejercicio y en cierta manera un examen en casi todos los frentes, en este mundo poliédrico que nos ha tocado vivir, prueba de la que deberíamos salir victoriosos.

Creo que los testimonios del matrimonio Rosling, de Cristina o de Fernando son prueba de que a estas alturas de la carrera, con las historias de éxito citadas, no deberíamos dejarnos influenciar por temas coyunturales de corte negativo, que no hay que negar y hay que afrontar, pero confiando ciegamente en nuestras fuerzas.

Escribí estas líneas a finales del pasado, siempre festivo mes de Diciembre, y me despido haciendo mío el brindis que una anciana y probablemente pobre vendedora callejera de mojitos en Santiago de Cuba les hizo hace poco a unos amigos: “Salud que suerte ya tenemos". Y añado yo: suerte de vivir aquí y suerte de vivir ahora. Feliz 2019 a todos.