Innovación abierta para impulsar el emprendimiento

Innovación abierta y emprendimiento son dos conceptos íntimamente relacionados. Por lo pronto, coinciden en su fin último: mejorar una organización o toda una sociedad alineando el talento con sus objetivos.

Sin duda es así y es fácilmente demostrable. Aquellas empresas que han puesto en marcha programas de innovación abierta están favoreciendo el emprendimiento (también el intraemprendimiento), y con ello hacen partícipes del logro de la organización a todos sus miembros, e incluso a clientes y proveedores.

Innovación abierta, mejora continua, calidad total y otros términos que poco a poco se han ido incorporando al lenguaje empresarial definen estrategias que ayudan a las organizaciones a ser más competitivas, al tiempo que consiguen fidelizar a sus miembros. ¿Alguien duda de que generando el ambiente adecuado y premiando la contribución personal -no sólo con dinero- tendremos al equipo de nuestra parte?

¿No es cierto, por otro lado, que aquellas sociedades que favorecen la innovación y el emprendimiento llegan más lejos? Me cuesta encontrar alguna administración pública en Canarias que no aprecie su importancia, aunque no todas conozcan las claves para promover el asentamiento en su territorio. Pero es sólo cuestión de tiempo; las organizaciones, y por ende las sociedades, aprenden de otras que han sido pioneras o que, a su vez, aprendieron también gracias a eso que ahora denominamos benchmarking.

Afortunadamente contamos ya con suficientes experiencias de éxito que nos permiten confiar en un futuro en el que quienes innovan y emprenden hagan oír su voz y lleven al conjunto de la sociedad canaria por la senda del progreso, un progreso que llegue a todos, que sea generador de riqueza y empleo.

En este artículo voy a referirme a dos iniciativas concretas que, por haber implicado a SODECAN, conozco suficientemente bien como para poder sugerir una reflexión. Se trata de los proyectos DEMOLA y ROIpe. Ambos son resultado de la innovación abierta y, de una forma u otra, tienen también mucho que ver con el emprendimiento.

Empecemos con el Proyecto DEMOLA, una iniciativa que nació en un país muy lejano geográfica y culturalmente, Finlandia, pero que está encontrando eco en Canarias gracias al buen hacer de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI) y el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), entidades ambas dependientes del Gobierno de Canarias. La iniciativa viene implicando desde hace años a empresas canarias, grandes y pequeñas, gracias a una filosofía que es, a la vez, simple y sofisticada: lanzar un reto a las universidades públicas canarias. Así, alumnos de la Universidad de La Laguna y de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ayudan a cada una de esas empresas a hacer las cosas mejor, aplicando, eso sí, un método contrastado.

Participar requiere, sin duda, un ejercicio de humildad por parte de las empresas. Ese proyecto guardado en un cajón, aquel objetivo nunca abordado, quizá encuentre una respuesta. Aun a riesgo de ponerme nostálgico, recuerdo cuando en el último año de mis estudios de Farmacia tuve que elaborar una formulación para la psoriasis. Tan sólo el hecho de pensar que aquel preparado podía ayudar a un paciente me parecía emocionante. Realmente no sabía si al final alguien la usaría, pero imaginarlo me hacía feliz. Supongo que lo mismo le ocurrió a los cinco estudiantes de la Universidad de La Laguna que aceptaron el reto de SODECAN: “Ni un solo proyecto empresarial viable sin financiación”.

En mi anterior artículo compartí con ustedes algunas reflexiones sobre el emprendimiento en Canarias. Insistía en dicho artículo en la necesidad de mejorar la coordinación de todos los actores implicados en la aceleración de proyectos empresariales para que logren el suficiente grado de madurez y accedan a financiación. Creo sinceramente que la motivación del equipo, un trabajo sistematizado y el soporte permanente de los técnicos del ITC van a ayudar a SODECAN a aportar más valor al ecosistema emprendedor de Canarias. Gracias a una plataforma con estructura de red social, emprendedores, mentores, inversores y entidades públicas y privadas podrán interactuar más y mejor. Ese es al menos nuestro objetivo, y espero profundizar en ello en futuras publicaciones.

La segunda iniciativa fue promovida por la Fundación COTEC, referente indiscutible de la cultura de la innovación en España. Una aplicación desarrollada por la Deusto Business School y la empresa Ibermática permiten desde hace poco evaluar el retorno de las políticas públicas de apoyo al emprendimiento. Se trata del retorno en términos económicos, o sea, de cuántos euros vuelven al erario gracias a los invertidos en acciones de dinamización.

Pues bien, SODECAN aceptó el reto de someterse al examen de la prueba de concepto de la aplicación. Nos convertimos así, junto a los ayuntamientos de Burgos y Logroño, en early adopters de su versión inicial, o, dicho de otra forma, cobayas de un experimento que podía salir bien o mal. Les confieso que, aun así, no dudamos en aceptar el ofrecimiento a participar.

Lo que no se conoce no puede defenderse, y aquello que no se mide no se puede mejorar. Lo he aprendido a fuego. Pero la experiencia de SODECAN como instrumento de crédito es relativamente reciente. Si nos referimos a nuestra línea de préstamos participativos para emprendedores tecnológicos, operativa desde 2013, aún sólo hemos financiado 28 proyectos; muchos si tenemos en cuenta que empezamos de cero y que la tendencia siempre ha sido al alza, pero pocos si asumimos todo lo que queda por hacer. Los planes para el nuevo periodo de gestión de fondos e instrumentos que iniciaremos este año le dan a esta línea de financiación un especial protagonismo, por lo que el momento era bueno para el examen.

A la evaluación ex ante realizada por el Gobierno de Canarias durante 2017 sumamos, pues, un nuevo análisis del potencial de este instrumento financiero. Y a todos nos sorprendió el resultado. Es cierto que debemos ser prudentes en el análisis de los datos, pero que un organismo externo e independiente, utilizando un método científico, te diga que por cada euro invertido potencialmente pueden recuperarse casi tres es una invitación a seguir por ese camino. Es la confirmación, por tanto, de que no nos equivocamos apoyando al talento, mucho y bueno, que desde el archipiélago pero con visión global, y con la ayuda de la tecnología, nos ayuda a mejorar. Son las personas y las empresas que contribuyen a construir esa economía del conocimiento, base de la diversificación productiva, que debe guiar el crecimiento de Canarias.

Y vuelvo al comienzo de estas breves líneas. El poder de la innovación y el emprendimiento está en el hecho de que nos beneficia a todos. Quienes, directa o indirectamente, participamos en esta tarea asumimos por lo tanto una responsabilidad. Pero somos también afortunados, porque la satisfacción que ello produce es enorme.

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Sobre el Autor

José Joaquín Bethencourt

José Joaquín Bethencourt

Licenciado en Farmacia por la Universidad de La Laguna y Máster en Dirección General de Empresas. Inicia su actividad profesional con 22 años como Concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Posteriormente se incorpora a Mercatenerife, y después a Compañía Cervecera de Canarias, donde desarrolla una carrera de diez años en gestión de recursos humanos.

Tras ello vuelve al sector público, donde ejerce como Consejero del Cabildo Insular de Tenerife (2003-2015) y Consejero Delegado de Sodecan -Sociedad para el Desarrollo Económico de Canarias- (2015-2019). En la actualidad es consultor independiente en talento e innovación.

Su perfil profesional es el resultado de combinar una amplia experiencia en los sectores público y privado, con responsabilidades directivas y ejecutivas, formación técnica y empresarial reconocida, demostrables habilidades asociadas a la gestión, la comunicación y las relaciones interpersonales y un alto conocimiento del entorno.

Colabora dentro de la temática de Dirección y Emprendeduría.

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