Igualdad, Salarios y Pensiones…La Tormenta Perfecta

La expresión tormenta perfecta fue popularizada por una película basada en hechos reales: los sufridos por pescadores de pez espada sorprendidos por la conjunción de dos grandes borrascas, una de aire frío continental y otra de aire caliente en la canadiense isla de Sable en pleno Atlántico Norte.

El choque o la fusión de ambas provocó grandes desgracias. Producida la película hace quince años, la expresión se aplica desde entonces a la suma de circunstancias negativas que son capaces de arruinar a un país o de crear situaciones de máxima tensión.

Hoy se puede aplicar perfectamente a la situación de nuestro país:  Hay tres grandes temporales que están a punto de chocar: el rechazo popular a las pensiones, las reivindicaciones en materia de igualdad y el descontento por los estándares salariales post crisis. Probablemente en otro momento el impacto de esta confluencia no alcanzaría ese calificativo, pero la entrada de nuestro país en año prelectoral está haciendo el resto. Son épocas donde el marketing político sustituye al sentido común y al interés general y dicta políticas y actuaciones como las de las torres de alta tensión de Vilaflor en su día, que en vez de desplazar unos terrenos agrarios y forestales poco transitados han acabado por dibujar una cicatriz en el rostro de nuestra isla, sufrida a diario por una gran parte de locales y foráneos.

En estos tiempos pre electorales a parte de la clase política le dará igual que seamos un país donde los criterios de igualdad han mejorado más que la media de la UE en los últimos diez años, que ya dediquen casi la mitad del presupuesto del país al pago de las pensiones y que los salarios se estén recuperando a pesar de que más de la mitad de las empresas aún están en números rojos. Tomarán o promoverán las decisiones que estimen les vaya a impactar positivamente o por lo menos de forma neutra en la intención de voto, independientemente de cual fuera la que tomarían en el comienzo de una legislatura, ¿o creen que estaba prevista la asimétrica subida de las pensiones aprobada por el gobierno hace unas semanas?, ¿es justa?

La semana pasada un head-hunter peninsular me pedía candidatos para un puesto en el comité de Dirección de una importante empresa local, tiene que ser mujer me explicaba y lo justificaba con el clima creado en torno al debate sobre la igualdad. De nuevo ¿es justo?

Y es que una vez analizada la problemática que ha desencadenado cada uno de esos temporales más que evocarme a esa tormenta natural marina ocurrida frente a las costas de Nueva Escocia, magníficamente recreada en el cine, me recuerda a las olas artificiales generadas por turbinas en un conocido y admirado parque acuático del sur de Tenerife.

Cuando en la empresa nos enfrentamos a una negociación suele ser clave saber diferenciar necesidades de deseos para poner límites y rayas rojas, parecen lo mismo: ambas son cosas que se quieren tener/lograr, ambas son impulsadas por un sentimiento de búsqueda que implican emociones, las cuales generan un sentimiento apremiante al obtenerse.

Pero no lo son…la necesidad es algo que si no se satisface ocasiona un daño ya sea físico u emocional, mientras que el deseo puede estar solamente sujeto a un capricho, u obsesión. Se puede desear algo y no necesitarlo, así como puedes tener necesidad de algo y no desearlo.

Cuidado con lo que deseamos o hagamos desear a otros, se puede cumplir y causar un daño irreparable.