El dilema del prisionero
En muchas ocasiones, a todos nos ha ocurrido que la toma de decisiones está supeditada a nuestro propio interés y a nuestro propio momento y juicio. En el mundo profesional y personal, una simple decisión puede conllevar resultados desfavorables si no consideramos la empatía y la lealtad sobre aquello que decidimos.
Poner en práctica determinadas dinámicas al uso, desarrolla nuestro intelecto emocional y por consiguiente mejora nuestra toma de decisiones. Por ello, empezar por entender como somos con un simple juego resulta muy ilustrativo para incorporar ciertas destrezas.