La resiliencia: vital para el cambio en las empresas

Cambiar una organización, una empresa, un país o incluso un mundo, empieza con el sencillo paso de cambiarse a sí mismo.

TONY ROBINS

Un día cualquiera en una empresa cualquiera: 

- Empresario: Buenos días Ana, tenemos que hablar. Me he enterado de que a partir del próximo mes de abril va a ser obligatorio que las empresas de más de 150 empleados en plantilla estén dotadas del equipamiento que nosotros fabricamos. 

- Empleada: ¡Fantástico!, una gran oportunidad después de tantos años de sufrimiento. 

- Empresario: Cierto. Necesito que nos sentemos de inmediato y planifiquemos una intensa campaña comercial telefónica. 

- Empleada: ¿Pero...? yo soy la Delegada Comercial, no soy una responsable de televenta. Aquí nunca hemos trabajado de esa manera … 

- Empresario: Lo sé, pero necesitamos adaptarnos a los nuevos tiempos, hemos de reconvertirnos, ser más veloces, más ágiles, más intensos...

¿Nos suena esta situación? Seguro que sí. 

Con esta pequeña escena empresarial cotidiana como base para nuestro tema, lo que se pretende es reflejar una situación que es más cotidiana de lo que parece dentro de las empresas: la resistencia al cambio y también asociada a ésta, la capacidad de adaptarse al entorno. 

Esta capacidad de adaptación se conoce desde hace años, y cada vez mejor, como resiliencia.  

Sin entrar  en un debate académico en torno al concepto, aunque sí para ser más precisos y tomando como referencia alguna de las definiciones técnicas más habituales, la resiliencia es  “la capacidad de afrontar la adversidad, saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal”. También es un término ampliamente desarrollado desde la perspectiva de la psicología positiva y la neurociencia y, tal y como vemos, muy asociada a situaciones de adversidad. 

Por ser aún más gráficos, la Física la define como "la capacidad que tienen algunos materiales de adaptarse a cambios repentinos sin quebrarse e incluso recuperar su forma original". Incluso la filosofía oriental nos transmite alguna enseñanza en torno a esta idea, evocando la conocida habilidad de ciertos juncos de plegarse y doblarse frente al viento, pudiendo recuperar su posición sin esfuerzo. 

Una vez conocida la importancia de este término a raíz de sus definiciones más básicas, la resiliencia, no  es solo una capacidad que todos debemos desarrollar como la importante herramienta de supervivencia y adaptación al entorno que es, sino que supone una capacidad que todo empleador, empresario o directivo, debe saber gestionar entre sus colaboradores. Unas veces haciendo que aflore y otras ayudando a desarrollarla y dominarla. 

Lógicamente, a partir de las definiciones expuestas, se ha venido desarrollando la adaptación de su definición al ámbito empresarial. Esto es “la capacidad que tienen algunas organizaciones de adaptarse (interna y/o externamente) a los cambios o las situaciones de estrés y adversidad”.  

Por personificarlo dentro de un entorno cercano a nosotros, en Canarias existen muchos y muy buenos ejemplos de la aplicación de este concepto: empresas que a través de una firme convicción y deseo de superar las enormes dificultades  económicas de los últimos ocho años, han hecho aflorar y desarrollar toda su capacidad de adaptación y de gestión al cambio. Empresas resilientes. 

Sectores como  la hostelería y el turismo son un gran ejemplo de ello: La adaptación de la oferta de servicios, la orientación de sus modelos hacia nichos de clientes concretos adaptando con ello sus estándares de calidad (turismo de aventura, deportivo, cultural, de ocio, de sol y playa…), la estrategia de marketing y publicidad, la estructura organizacional, e incluso las inversiones que ha realizado en infraestructuras y equipamientos son un gran ejemplo de adaptación y cambio.

Muchas veces este tipo de procesos, aunque sean positivos, han generado un serio debate interno con respecto a la verdadera misión y valores de la empresa pues en ocasiones suponen un verdadero cambio. Sin embargo no hay que olvidar que algunas veces es necesario reforzar los cimientos de las casas si se quiere seguir creciendo en altura.  

¿Y qué hay de las personas en todo este proceso? Pues son, ni más ni menos, que el elemento clave en toda empresa realmente resiliente. Varios son los elementos a tener en cuenta a la hora de gestionarlas.  

A saber: 

1. Una comunicación clara, transparente y comprensible acerca de la misión, visión y objetivos de la empresa: ¿Qué somos?, ¿dónde queremos llegar?, ¿cómo lo lograremos? 

2. Una implicación activa y efectiva de la dirección de la empresa: la dirección es el mejor elemento de impulso de los cambios. 

3. Dirección por valores: somos lo que decimos y hacemos lo que decimos. 

En este punto, seguro que usted, empresario o empleado, va captando la importancia y utilidad que el dominio de este tipo de capacidades puede acarrear para su negocio. 

En un entorno exigente y competitivo como el actual, sólo aquellas empresas ágiles, flexibles, con una gran capacidad de adaptación a los cambios y de gestión de este proceso, tendrán ciertas garantías de éxito. Si además son empresas que actúan con velocidad y anticipación, mucho mejor. Sin embargo, estas capacidades nunca supondrán una ventaja competitiva si sólo se circunscriben al ámbito de la Dirección. La participación activa e implicación consciente de todos  los miembros de la organización, sustentada en una comunicación clara y una estrategia definida, es lo que marca la diferencia y convierte la resiliencia en un auténtico valor diferenciador a la hora de perseguir  y conseguir el éxito. 

Feliz cambio.

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Sobre el Autor

Adal García

Adal García

Ha desarrollado la última década de su trayectoria profesional en el seno del Grupo Adecco, multinacional del sector de los Recursos Humanos, en la cual ha tenido la oportunidad durante la primera mitad de dicha etapa de desarrollar funciones como Consultor de RRHH, Responsable Comercial y como Director de una de sus unidades de negocio. La segunda mitad de la década la desarrolla al frente de los negocios del Grupo Adecco en las Islas Canarias, como Director Regional, responsabilizándose del desarrollo de las operaciones de la Compañía en la región canaria a través de la red de oficinas presentes en el territorio.

En la actualidad emprende un nuevo proyecto profesional, abriendo un nuevo capítulo en su carrera, como Director Gerente de la empresa pública Sinpromi (Sociedad Insular para las personas con Discapacidad) dependiente del Cabildo Insular de Tenerife, referente a nivel regional, no sólo en materia de integración y desarrollo de su colectivo objetivo, sino también como empresa del ámbito social en las islas.

Colabora dentro de la temática de Recursos Humanos.

 

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