Las nuevas ideas son necesarias continuamente.

90% de Transpiración, 10% de Inspiración.

En los ámbitos puramente técnicos y controlados, generalmente sólo existe un único resultado final correcto que no admite discusión. Se trata de problemas lineales que convergen a una única solución. Los retos convergentes pueden ser fácilmente dirigidos y planificados desde arriba. 

Sin embargo en un entorno complicado y hostil, con un planeta hiperconectado donde la tecnología en poco tiempo se convierte en una commodity fácil de adquirir a proveedores externos, la mayoría de retos empresariales para crecer y progresar exigen solucionar retos divergentes, retos que podrían tener multitud de soluciones y multitud de enfoques y aproximaciones. En estos retos, no existe la solución única y por tal motivo no se puede generar una orden desde arriba para seguir un camino determinado. La exploración de lo desconocido o al menos de lo que no resulta evidente en ese momento es la condición necesaria para la innovación. 

La innovación y las grandes ideas deben alentarse, provocarse, suscitarse, pero no es posible hacerlo simplemente por mandato, de hecho, cuanto mayor y más agresiva sea la presión (desde arriba) más probable será que se fracase en el intento. Es necesario un flujo constante de numerosas ideas antes que ocuparse únicamente de una o dos cada vez. La forma de justificar tal afirmación es la siguiente: si una idea tiene una probabilidad de éxito del 10% y es la única de nuestra cartera de ideas, ésta tiene un riesgo del 90%. Si la cartera tiene 10 proyectos de riesgo similar, será más probable que alguno de ellos acabe en éxito. La primera opción es más cómoda y necesita menos recursos, pero teniendo una cartera de ideas más amplia se puede racionalizar mejor la inversión mediante una maduración sistemática y una depuración concienzuda de las ideas de manera que se va asegurando la viabilidad del proyecto exitoso mientras se van abandonando los demás sin tener que completar los desarrollos.

90% de Transpiración, 10% de Inspiración.

A pesar de que el tópico del inventor visionario en un cuarto oscuro y aislado que de pronto genera “la gran idea” está muy arraigado, hoy en día no se corresponde con la realidad. Las ideas no surgen en las personas porque sí, pero sí que afloran cuando se dan las condiciones adecuadas. Para que haya un fluir constante de ideas hay que incidir en el entorno, en el contexto y en las condiciones en las que las nuevas ideas brotan, se comparten y se desarrollan. Por tanto, no se trata de una inspiración divina y esporádica que le surge a una persona, es más bien un proceso colectivo de trabajo,  desarrollo y mejora constante. Se trata por tanto más de un proceso de transpiración que de inspiración.

En el ámbito de la empresa sabemos que tener nuevas ideas buenas y rentables no es tarea fácil, a menudo las “ideas geniales” resultan no ser tan estupendas, factibles o rentables como en un primer momento nos pareció, esto suele ser lo normal. Por tanto, parece que para conseguir el éxito no depende tanto de lo genial de la idea, como de la genialidad con la que se seleccionan y se aplican las ideas más útiles. 

 

Principios Básicos.

En definitiva no se puede ordenar desde arriba que se generen “buenas ideas” sin más, tampoco podemos esperar a la inspiración divina ni a un genio, pero tampoco podemos esperar a que se produzca la innovación por generación espontánea. Entonces qué es lo que se puede hacer:

• En primer lugar se tiene que trabajar en reforzar una cultura empresarial hacia la innovación, más cerca de las personas que de las políticas corporativas tradicionales.

• Involucrar a las personas, hacerlos partícipes tanto si la empresa va bien como si la empresa va mal. Además de las recompensas económicas, las recompensas sociales ayudan a mantener una alta motivación todo el tiempo.

• Alinear a las personas hacia la causa común (y compartida) de la organización y de sus objetivos estratégicos. Lenguaje claro y transparencia.

• Conocer mejor los recursos internos, sus capacidades y su entorno para poder soñar manteniendo los pies en el suelo.

• Conocer mejor “TODA” la realidad de la empresa para que sus trabajadores y socios sientan la necesidad de “hacer nuevas cosas”.

• Hacer lo necesario para aprender todos de todos, tantos los aciertos como los errores.

 

Fuente de Innovaciones.

La innovación nace en la ideación y en el pensamiento creativo  y esto sucede únicamente en las personas. Por tanto, cualquier herramienta o proceso no genera por sí mismo las innovaciones, pero sí que constituyen una parte importante para poder tener una sistematización adecuada que permita tener rendimientos mayores y más sostenibles en el tiempo.

Las personas tenemos instinto para hacer las cosas bien, a nadie le gusta hacer las cosas mal, un carpintero siempre querrá hacer buenos muebles, sin embargo no tenemos instinto innato para hacer las cosas todavía mejor durante todo el tiempo, innovar nos cuesta más. Por tanto, se trata de un proceso cultural, adquirido, en el que se debe desarrollar la actitud y la aptitud por partes iguales para generar esa tensión creativa, durante todo el tiempo. 

 

Principales Errores.

A la hora de promover acciones innovadoras que supongan mejoras reales en la empresa,  a menudo se producen errores que conducen al fracaso como son:

• Obviar que la fuente de innovación es de las personas. 

• Ausencia de un impulso firme por parte de la dirección, hechos no palabras.

• Exceso de competitividad individual y poco trabajo en equipo.

• Pensar que la herramienta es la fuente de innovaciones.

• No disponer de herramientas que faciliten la sistematización del proceso.

• Ausencia de insights concretos y definidos sobre los cuales empezar el proceso.

Por tanto, se trata de trabajar primero el contexto dónde se genera la tensión creativa y luego proporcionar procesos y herramientas que permitan mantener un flujo constante de ideas. Un conjunto de procesos persistentes pero flexibles, sistematizado pero adaptativo, abierto a todos y que aliente a las personas a compartir sus ideas para un desarrollo ágil y fiable que permita explotar el esfuerzo innovador de las personas hacia las metas de la empresa. 

 

 

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Sobre el Autor

Pablo Díaz

Pablo Díaz

Fundador y socio-director de EVM, donde además de labores de dirección, se encarga de liderar y gestionar el área de innovación pública. Además es co-autor de los libros "Open Government - Gobierno Abierto" (Algón Editores, 2010) y “Guía práctica para abrir Gobiernos” (Goberna America Latina, 2015). A nivel educativo es ingeniero industrial, con un Máster en Project Management y diferentes postgrados en gestión de la innovación organizativa.

También ayuda a otros emprendedores a convertir en realidad sus ideas. Algunos ejemplos son ZencityApp y eCivilis, iniciativas que buscan mejorar la gestión pública a través de la aplicación del paradigma del gobierno abierto, o Buong.TV, una plataforma online para la difusión de documentales centrados en mostrar la realidad social del mundo.

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