¿Y cómo quedan ahora las donaciones y herencias?
Con la publicación el pasado 31 de diciembre de los presupuestos generales de la Comunidad Autónoma de Canarias ha quedado plasmado de forma oficial uno de los temores fiscales que sobrevolaban nuestro panorama tributario.
La aparición en el borrador de los presupuestos de la posible eliminación de la bonificación en el impuesto sobre sucesiones y donaciones propició que el cierre de 2019 estuviera plagado de transmisiones lucrativas, con el fin de evitar la carga impositiva que aventuraba el citado cambio.
Sin embargo, la cifra de operaciones efectuadas quedó mermada sobre todo en el caso de patrimonios con elevado porcentaje de inmuebles, dado que la donación de estos activos se asimila en el impuesto sobre la renta de las personas físicas a una transmisión patrimonial onerosa, es decir, el donante debe tributar de igual forma que si la hubiera vendido. Por ello, los análisis fiscales de las operaciones en su conjunto (donantes y donatarios) hacían desaconsejable realizar las donaciones, por el elevado coste fiscal que suponía.